viernes, 21 de septiembre de 2007

¡Tengo que llegar a tiempo!

Era un día normal para mí… me tomé la micro justo 10 minutos antes de la hora de entrar al trabajo. Incluso, iba con tiempo de sobra, ya que generalmente acostumbro a subir a la micro sólo cinco minutos antes de la hora de entrar.
Como siempre, llegué corriendo, agitada y roja. Pero como esos síntomas de apuro no son suficientes para que “Don Demorón” abra la puerta de los casilleros raudamente, tuve que acercarme al vidrio de reloj control con un amable golpecito en la ventana y una mirada asesina para hacerle notar al caballero que me urgía entrar a cambiarme.
En menos de un minuto me cambié y me pinté. Salí a marcar y bajé con la alegría de cualquier persona que va a trabajar en un lugar donde cada idea tonta para ahorrar puede llegar a ser una regla.
En fin, la control caja me recibió con alegría, ya que le faltaba mandar gente a tomar once, y, bueno, también porque creo que yo no le he hecho nada malo y no le caigo tan pesada como para que me reciba mal.
Eran las 18:15 minutos cuando me pregunta si fui a tomar once antes de marcar. Dentro mío pensé:-¡Con suerte llegué a la pega y me iba a quedar tiempo para tomar once! Seré rápida pero no hago milagros… - Claramente, de mi boca sólo salió un NO por respuesta.
Luego de una mueca de desaprobación por mi mala conducta, me mandó a reemplazar a una niña para que subiera a saborear un suculento pan duro con mantequilla y un sabrosísimo té hiper-dulce.
Al rato, otra control caja se me acerca y me dice: “dijo la volante que fueras a tomar once, pero que es la última vez…” Aunque sabía por qué me había dicho eso, me hice la desentendida e inocentonamente le pregunté por qué me hacía esa advertencia, quería que me lo dijera para confirmarlo… “Lo que pasa”-dijo- “es que cuando entras a las seis de la tarde tienes que pasar tomada once antes de marcar”…
Y ahí pensé, porque yo a veces pienso… ¿Por qué permitimos que nos hagan ir a tomar once antes de marcar, si ese lapso de quince minutos nos corresponde como descanso? Da lo mismo si nos dan o no un pan con un té durante ese tiempo, pero nos deben respetar esos 15 minutos de descanso dentro de las horas laborales ¿O no? Pero como yo soy una simple cajera y, para más remate, par-time de 20 horas no pude hacer nada para terminar con esa especie de brillante idea que se le ocurrió a “alguien” para fomentar la explotación de la gente y terminar con el pago de las horas extras de los par-time.

1 comentario:

Anónimo dijo...

seccion cajas: muy buena historia compañera pienso que a todos nos pasa lo mismo es super injusto, tener que andar corriendo para poder comer un pedazo de pan el cual a veces ni si quiera esta y ay que esperarlo, es super injusto el que tengas que llegar antes a tomar "te", solamente son 15 minutos no sean injustos ....m uy buen espacio ...